Es realmente desgarrador presenciar la situación que vive nuestro país con el contrato minero. Pero lo que resulta aún más desolador es la manera extrema en que cada uno de los actores ha actuado.
Todos, desde el sector agropecuario hasta los ciudadanos comunes, estamos afectados por la aprobación inconsulta del contrato ley 406 del 20 de octubre de 2023. Esta decisión afecta a nuestros hijos, a los emprendedores, a los pequeños negocios y a los profesionales. La desesperación se ha apoderado de todos nosotros.
Es crucial que entendamos que todos los involucrados en la aprobación de este contrato, ya sea por acción o inacción, comparten la responsabilidad de la crisis que enfrentamos. La falta de seriedad en abordar este tema ha creado un caldo de cultivo para los extremistas.
La solicitud insensata de derogar el Contrato Ley 406 revela desconocimiento, ya que no es una ley, y lanzar a las calles a manifestantes sin tener en cuenta las consecuencias es imprudente. Comprendemos la desesperación de quienes protestan, pero también instamos a que aquellos en el poder actúen con conciencia, considerando el daño multimillonario que puede causar una solicitud de derogación.
Además, es necesario destacar la desacertada presión sobre la Corte Suprema de Justicia. Forzar un fallo a favor o en contra no solo es inapropiado, sino que también socava la independencia del poder judicial. Después del resultado, surge la preocupación legítima sobre las reacciones de cada bando. ¿Qué vendrá después? ¿Cómo reaccionarán aquellos que obtuvieron el fallo deseado y cómo aquellos que se sientan agraviados?
Es hora de tomar conciencia de nuestro papel en esta situación. La apatía, la indiferencia y la comodidad nos han llevado a este punto. Necesitamos participar activamente en el ejercicio de la democracia y asumir la responsabilidad que conlleva. Si deseamos un país de primer mundo, es fundamental actuar con responsabilidad y compromiso.
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